24 de diciembre de 2010

Review: "Black Swan" (2010)


La tradición del cine de Arenofsky es eternamente visceral, nace de sus entrañas y se desenvuelve en su interior al punto de generar una particular repulsión. Es como un sueño raro que lentamente se va desenvolviendo en una pesadilla. Darren Arenofsky lo demostraba en la enigmatica "Pi"(donde ya trabajó por primera vez el tema de la psicosis como una vertiente de la búsqueda de la perfección) y aquella coral entrega que resultó ser "Requiem for a Dream" donde los vicios y bajezas del ser humano constituyen el real centro del filme.

Black Swan no es una película sobre el ballet ni el mundo oscuro detrás de escenas que las bailarinas viven día a día. Ese es solo el contexto. En realidad estamos frente a un thriller sobre la fragmentación de la sique humana ante la presión externa y la búsqueda de la perfección. Portman encarna brillantemente a la primera bailarina del teatro de New York en vísperas del estreno de el eterno clásico "El Lago de Los Cisnes". La presión por conseguir este papel, su reprimida personalidad, su sexualidad escondida, y otros elementos terminan lanzando una bomba mental, la cual se nos muestra a fragmentos en la cinta. Durante momentos, creí ver" Carrie", de Brian de Palma -con el desgraciado personaje de la madre-, en las que sus personajes centrales sufrían de sicosis y cuya realidad se entrelaza con la imaginación hasta el grado en el que no se puede discernir qué es real y qué no lo es. Por si fuera poco, el director adereza la historia con recursos del clásico cine de horror.

La diferencia, el relato es fresco, el mundo ballet funciona como perfecta excusa para que la narración se centre en el personaje principal y su lucha interna. La mente nos juega extrañas jugadas en la medida que creemos conocer los delirios de la protagonista. Y es que a final de cuentas eso es lo que Black Swan representa: un extraordinario logro del director que visualmente hace hasta lo imposible por llevar la historia a su máximo extremo. La cámara fluye con Natalie Portman, hace piruetas, se transforma con la misma intensidad que su personaje central.

La música es un protagonista más, nos brinda tenues momentos de pasividad contrarrestados por instantes de insanidad que desembocan en elementos, inclusive, gore. Nina arracandose la piel o rascandose la espalda, de seguro nadie se cortarás las uñas de manera tan tranquila desde ahora. La fotografía y los efectos especiales son ocupados de manera muy selectiva, pero perfecta, la transformación en cisne negro es sencillamente notable.

Y tal como el cine de Arenofsky lo dicta, los últimos 10 minutos de sus cintas son de catarsis, de argumentos, de imagenes, de sensaciones. Sobretodo de sensaciones. El gran triunfo de Aronofsky y de Portman se condensa en los últimos 10 minutos de la cinta, cuando Nina finalmente se convierte en el cisne negro. Es ahí donde la transformación de la delicada Portman es impresionante: es ahí cuando descubrimos que Aronofsky ha logrado sacar de Portman lo que la misma Nina se autoexige: la perfección.

DE LO MEJOR DEL 2010.

Calif: 9/10
Ojo con la nominaciòn a mejor director y mejor actriz.

1 comentario:

Paula Lago dijo...

Excelente film, me queda un tanto de sinsabor en el final pero es una obra completa, intrigante, angustiosa. Portman impecable!, merece un oscar por favor!!!

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