20 de agosto de 2010

Review: "Inception" (2010)

Hace unas dos semanas, el loquito que vende películas en la feria de mi abuelo (3 x mil pesos) promocionaba a viva voz su nueva adquisición, “El Origen” de C. Nolan. Lo mejor de esto era la enorme reseña que hacía de la película en tan breve frase: "Lleve "El Origen"!!, Lleve "El Origen"!! Es como Matrix! Es como Matrix", la alusión a la primera de las cintas de los hermanos Wachowsky resultaba ser un reduccionismo absoluto que, si bien resultaba injusto para ambas cintas, no se alejaba mucho de la realidad en un aspecto, la primera vez que veas "El Origen" debes poner todos tus sentidos alertas en función de la película, tu misión será captar la esencia de aquello que estás presenciando, la vara está puesta muy alta pues Nolan consiguió su obra maestra con la última entrega de la saga de Batman, el desafío entonces es muy alto, pero no imposible.

Desde que Christopher Nolan presentó ‘Memento’ (2000), uno de los thrillers más sorprendentes y arriesgados de la pasada década (basado en el relato escrito por su hermano Jonathan Nolan), este realizador, nacido en Londres hace cuarenta años, ha sabido ganarse un lugar de privilegio entre los cineastas más respetados y respaldados de la industria norteamericana. El mayor logro de este director, es haber trasladado el cine blockbuster, aquel que atrae al público general a las salas de cine, al cine de autor, de toque personal y propuestas arriesgadas. Eso sucede con "Inception" que fuera de todo, es una propuesta personal que hacemos propia bajo la dirección de Nolan, quien abre nuestro método de percepción para generar comprensión a esta distorsionada realidad que se nos presenta.

El cine entendido como una ventana a otro mundo, tiene su máxima expresión en una película que te traslada a una fantasía de una forma tan poderosa que no quieres que acabe, es una experiencia tan apabullante que no notas el paso del tiempo, sólo quieres disfrutar el momento, cada momento. Es como vivir un sueño. El cine como un sueño compartido. ‘El Origen’ (‘Inception’) es eso. Es tan espectacular, asombrosa, trepidante, inteligente, romántica (la primera de este director tan centrada en el amor), que sus dos horas y media de duración llegan a resultar cortas. No podemos decir tal cosa de muchas películas, cada vez menos.

El viaje al mundo de los sueños tiene un enorme atractivo, pero Nolan viste el tono fantástico de thriller y es donde más brillante resulta el largometraje. Aunque quizás por su condición de blockbuster incluya brillantes efectos visuales, que bien pensado aportan bien poco al argumento, aunque consigue dotarlo de un poder hipnótico certero (buen ejemplo de ello es el momento Kubrick, todo un guiño y homenaje admirado) para acompañar al viaje de niveles oníricos del protagonista y su equipo. El asunto en Inception es apreciarla con una mente en blanco, atento a los diálogos y sus alcances. A cómo, sobre la base de las conversaciones teóricas de los personajes, estos se van construyendo y a la vez solventando la trama, sin caer en clichés, ni pecar de ser injustificadamente estrambótica en sus visuales. Todo funciona en la medida que se va combinando y el espectador se deja llevar en el curso de este viaje hacia las “profundidades” del inconsciente.

Gran parte de ese mérito recae en Leonardo Di Caprio, cuyo papel, sin ser exigente, recrea con enorme veracidad la sólidez de un personaje principal en el que recaen finalmente todos los síntomas que afligen a los personajes y escenarios de la cinta.

A su alrededor, un plantel de secundarios de auténtico lujo (Ken Watanabe, Ellen Page, Michael Caine, Tom Berenger, Pete Postlethwaite) en el que brillan con especial intensidad Joseph Gordon-Levitt (protagoniza la asombrosa pelea en el edificio que se vuelca), Tom Hardy (dando vida a un estupendo personaje que podría tener su propia película), Cillian Murphy (al que curiosamente Nolan vuelve a encapuchar, como en las dos entregas de Batman) y Marion Cotillard (una femme fatale en toda regla, irresistible y peligrosísima).

Además, cuenta con el despliegue de un soundtrack de ejecución prolija que se ajusta al carácter épico de la película que armoniza. Hans Zimmer lo hizo de nuevo, tal como en Batman Begins y The Dark Knight, potencia la acción, la emoción y finalmente todo el contenido de un producto cinematográfico absolutamente impecable. Es decir, esta es una mezcla que no teme menospreciar la inteligencia de la audiencia – no nos trata como imbéciles como es habitual – para meter bastante testa en la pólvora de sus balas. No solo eso, aquí nos presentan en el fondo una dinámica de ciencia ficción en torno a la pérdida y la culpa

La pata coja de Inception, es aquella que hizo tan grande al "Caballero de la Noche", la construcción de los personajes, de sus ambiciones y anhelos. Nolan, cuenta la peripecia supuestamente radical, pero finalmente superficial, de unos personajes expertos en entrar en los sueños de sus víctimas con el objetivo de robarles información, o en un caso extremo inocularles una idea. Dispositivo narrativo que le sirve a Nolan como excusa perfecta para indagar en algunos de sus temas predilectos, mientras no pierde de vista la necesidad de ofrecer espectáculo a sus incondicionales. No obstante el desfile de personajes secundarios que se insertan en el relato fantastico sin mayor motivación que otra que la que se estima en el guión, resulta algo pobre. Algo que no pasaba ya se con el Huasón de Batman, o con el mismo Dos Caras, todos personajes con un tratamiento psicologico único, en "Inception" ocurre demasiadas cosas que debemos aceptar solo porque su iniciativa lo amerita, los personajes toman dificiles decisiones sin entrecruzar motivaciones. ¿Alguien podría explicar acaso la importancia de J.Gordon-Llevit como personaje?

Cabe agregar que las reglas y normas internas de este relato de fantasía son endebles y están mal elaboradas. Nolan confunde la mente con el subconsciente, o lo racional con la inasible materia de los sueños. Hubiera sido realmente fabuloso que estableciera mejor los límites y el camino a seguir. Díficil es siempre hacer relatos sobre sueños, en los cuales las reglas queden igual de claras para todos.

Esto no permite desmerecer a la cinta del año 2010, tremenda por donde se le mire, obliga a querer ver de nuevo el gran show presenciado en pantalla gigante, posee el mejor trabajo de edición en años. Los aplausos se los lleva una pelea en gravedad cero a través de un pasillo cuya única reacción que genera es querer levantarse del asiento y celebrar. Disfrutar una película, ser de estos inmaduros que se ríen de los pretenciosos y aplaudir un momento en el que la película alcanza alturas de obra maestra. Nolan consigue aquello que muy pocos logran en la actualidad, que una vez acabada la función el público siga discutiendo y conversando sobre la película en sus casas y con sus amigos, algo que yo sigo haciendo hace más de una semana de verla.

Preciosista como pocas, nunca se sacarán de sus orejas aquel sonido tan especial con el cual cierran las escenas finales de la historia.


Calif: 9,5/10 Lavidaessueño Awards

Saludos.

Chamelo

¿Hay alguien más como yo que sigue en búsqueda de su totem?

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